-¿Y donde vas por aquí?
-A donde me lleven los pies, ¿y tu?
-Yo regreso a casa, ya estoy cerca...
-Con esas zapatillas no llegarás muy lejos, espera...toma estas botas, yo tengo dos pares..., además tu me diste de comer, éste es mi pago.
Y juntos continuaron el camino, sin preguntarse por que se fueron de casa, intuyendo que tenían mucho en común, pero poco tiempo para conocerse. Después de dos días atravesando montes, llegaron a un río, al otro lado estaba el pueblo, destino de su ya amigo..., con un poco de tristeza, se despojaron de sus ropas y se dieron un baño, chapotearon largo rato, y rieron, sabiendo que el fín ya estaba cerca. No se preguntaron los nombres, no intercambiaron teléfonos, ni direcciones, sabían que no se verían más...
-Toma mi pañuelo, te lo regalo...
Y se alejó camino de casa. Tras andar unos pasos, se volvió y contempló a su amigo anudando su pañuelo azul a la mochila, ese lazo era como el que les uniría a ellos dos para siempre, en el recuerdo, en la distancia, en la nostalgia...
Y siguió caminando solo...
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