domingo, 27 de abril de 2014

El Lobo Estepario.

   "La mayor parte de los hombres no quiere nadar antes de saber". ¿No es ésto espiritual?. ¡No quieren nadar, naturalmente!. Han nacido para la tierra, no para el agua. Y, naturalmente, no quieren pensar; como que han sido creados para la vida, ¡no para pensar!. Claro, y el que piensa, el que hace del pensar lo principal, ése podrá acaso llegar muy lejos en ésto; pero ese precisamente ha confundido la tierra con el agua, y un día u otro se ahogará.

                                                                  *         

   También el lobo tiene dos o más de dos almas dentro de su pecho de lobo, y quien desea ser un lobo incurre en el mismo olvido que el hombre de aquella canción: "Feliz quien volviera a ser niño". El hombre simpático, pero sentimental, que canta la canción del niño dichoso, quisiera volver también a la naturaleza, a la inocencia, a los principios, y ha olvidado por completo que los niños no son felices en absoluto, que son capaces de muchos conflictos, de muchas desarmonías, de todos los sufrimientos.

                                                                 *           

   Hijo mío, tomas demasiado en serio al viejo Goethe. A los viejos, que ya se han muerto, no se les puede tomar en serio, eso sería no hacerles justicia. A nosotros los inmortales no nos gusta que se nos tome en serio, nos gusta la broma. La seriedad, joven, es cosa del tiempo; se produce, ésto por lo menos quiero revelártelo, se produce por una hiperestimación del tiempo. También yo estimé demasiado en mis días el valor del tiempo, por eso quería llegar a los cien años. En la eternidad, sin embargo, no hay tiempo, como ves: la eternidad es solo un instante, lo suficientemente largo para una broma.

   Fragmentos de "El Lobo Estepario" de Hermann Hesse.

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