lunes, 21 de abril de 2014

Poco es mucho.

   Volví a sentir la brisa
acariciar mi piel.
   Abrí bien los ojos
para volver a ver
el mismo paisaje.
   En el horizonte,
un velero diminuto
cruzaba lento.
   Una sonrisa leve
se escapó de mi boca,
y el olor del mar
me hizo respirar profundo.
   Una ola salpicó su espuma
a mis pies descalzos,
pero no me hizo retroceder,
despacio, me adentré.
   Sentí el agua fresca
como purificar mi espíritu.
   Recuperé de nuevo la paz.
   Y esa noche
pude, al fín dormir.

1 comentario: