miércoles, 30 de abril de 2014

Mi ruiseñor.

   El ruiseñor es un pájaro afín al petirrojo y a los tordos cantores, y tiene unos 16 centímetros de longitud. Su plumaje es modesto, de color pardo en el cuerpo, y rojizo vivo en la cola; la cabeza y los ojos poseen tal belleza, que el sólo mirarlo nos recrea.

   Desde que llegan a una región las hembras en la primavera, y mientras las cortejan, y ponen los huevos y los incuban, entonan sin cesar los machos sus maravillosas melodías.

   Los machos empiezan sus trinos y gorjeos para atraerse a la hembra que han elegido, y, habiéndolo alcanzado, cantan mientras fabrican su nido. En tanto que la hembra permanece echada sobre los huevos, canta el macho noche y día para alentarla; pero así que los polluelos salen del cascarón, cesa el canto. El ruiseñor padre tiene también que ayudar a buscar orugas, huevos de hormigas, gusanillos y pequeños escarabajos para alimentar a sus hambrientos hijos, de suerte que no le queda tiempo para cantar. Parece haber perdido la voz, y sólo emite un graznido áspero que recuerda el croar de la rana. Si el nido ha sido robado poco después de la puesta de los huevos, canta el macho mientras construyen otro y hasta que empieza la incubación, pero raras veces lo hace mientras empolla la hembra una segunda nidada.

                                                     *  *  *

   Envidio a las aves que pueden volar libres, por eso no soporto ver un pájaro enjaulado, si tuvo la suerte de nacer con alas, ¿por qué dejarlo morir en una jaula?.
   En un árbol, frente a mi casa, anida todos los años una pareja de ruiseñores. El macho canta noche y día. Cada primavera le espero. Él canta y yo le contesto silbando. Entonces, él se pica y canta más fuerte.
   Este año, como todos, mi ruiseñor apareció en primavera y comenzó a cantar, y yo le silbaba..., pero a los pocos días dejé de escucharle, no sé que pasó ni a dónde fué...
   Escucho otros ruiseñores a lo lejos, en el río, pero no es lo mismo...

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