jueves, 10 de julio de 2014

Mundo submarino.( y 5)

   Diego sintió una mano tocándole el pelo, estaba despertando y no sabía donde estaba.
   - ¿Marina?.
   -¿Quién es Marina?. Soy Sandra. ¿Qué te pasó?. Te encontraron medio desnudo en un islote. Habías desaparecido hace tres años...
   Diego abrió los ojos. Apenas recordaba a Sandra. Miró al lado de ella, había un hombre.
   - Te dieron por muerto. Éste es mi marido, Fede, nos casamos hace dos meses.
   A Diego le costaba articular las palabras, había estado demasiado tiempo casi sin hablar. Era más fácil comunicarse con Marina.
   No le salían las palabras, cerró los ojos y no dijo nada.
   Poco a poco se fué recuperando en el Hospital. Sandra dejó de visitarle, viendo que no quería hablar con ella. Estaba completamente solo.
   - Marina, - pensó -.
   Pero Marina no contestaba.
   La herida cicatrizó bien, a punto estuvo de perder la pierna, pero los médicos lograron controlar la infección a tiempo.


   - Diego...
   Diego percibió ese pensamiento de una forma muy débil.
   -¡¡Marina!!. ¡¡Por fín!!. ¿Dónde estás?.
   - Cerca de donde te encontré. En una cala. Estoy en la arena.
   - ¿En la arena?. No puedes estar ahí mucho tiempo. Mi niña, vé al agua.
   - No Diego..., dijiste que me querías, pero preferiste tu libertad. Mi única libertad es morir...
   - ¡No, Marina!, espérame, ya estoy casi recuperado. Pronto podré andar bien. Volveré contigo.
   - Tu mundo es ese, Diego. Nunca debí retenerte. Pero estoy tan sola...
   - Marina, me tuviste prisionero, eso no debe hacerse, pero yo no me sentí obligado a amarte, te amé de verdad, libremente, y lo sigo haciendo. Espérame, por favor.
   - Es tarde. El agua está lejos. Mis escamas se secan. No puedo respirar. Adios Diego. Sé libre. Te quiero.


   Ya no supo más de Marina. Salió del Hospital, aún cojeaba un poco. No tenía dónde ir. Calpe estaba cerca. Sandra le había dejado una tarjeta de crédito. Fué a un cajero, apenas recordaba cómo sacar dinero. Luego fué a la playa. Se sentó en un chiringuito a comer algo. Miraba el horizonte, no sabía como dar sentido a su vida. Se miró la pierna, tenía una larga cicatriz, curiosamente con forma de sirena. Era como un tatuaje.
   Después de comer, fué a la parada de autobús y sacó un billete hasta Calpe.


   Donde terminaba la carretera que bordea el Peñón, continuaba una senda, entre las rocas estaba la cala... Diego miraba nervioso a todos lados, como queriendo encontrar algo
   Vió brillar un objeto entre las rocas. Diego se agachó, la mano le temblaba al coger con cuidado la cadena con una llave..., era de Marina. Se la puso al cuello. Después, hecho jirones, descolorido, encontró restos de la parte superior de un bikini. No había nada más.
   -¡¡¡Marina!!!. - gritó Diego -.
   La voz pareció volver a él con fuerza.
   Se quitó la ropa, y fué entrando en el mar. Ya no tenía rabia, solo una extraña calma..., esperaba oir cantar a Marina, pero todo era silencio. Ni siquiera las olas hacían ruido al romper en la orilla. Imaginó que Marina cantaba, que le llamaba, y decidió compartir su libertad..., entró en el mar, hasta que desapareció.
   Apenas unas burbujas subieron a la superficie.



 


                                   
                                                " Porque el amor les mató".

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