jueves, 17 de septiembre de 2015

Tengo tanto...

  Tengo
tu sonrisa,
limpia, pícara
y dulce.
  Tus ojos
de mirada
triste...
  La complicidad
que anhelaba,
ese hilo invisible
que une distancias.
  Tengo la fé
que nunca perdí,
y la esperanza
de un encuentro.
  Tengo tanto...
  Y aún extraño
sumergirme
en tus poemas,
en tus mil historias
que hacía mias,
en cada oscura
noche de soledad,
en la que resurgías
con tus cuentos,
cuando al límite
de la tristeza,
aparecía al fín
la inspiración.

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