Me agarré a ese cable a tierra y me quedé pegada a él, ya no pude soltarme nunca. Miles de palabras bailaban a su alrededor, solo había que entretejerlas. Tenías razón, es mágico, como el destino caprichoso, que hace y deshace, como la vida y la muerte, que distan un solo segundo.
Siento paz, porque amainó el temporal, porque las olas dieron paso a un mar en calma, porque sé que, aunque haya otros temporales, siempre volverá esta serenidad que ahora siento. Y tengo la seguridad de que esa conexión era y es auténtica.
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